“Celorio viene al
mundo fuera de tiempo, a sangre, de nalgas: su madre lo nace en las tierras, en
Geras, y su padre, comadrón por necesidad, deja en claro la azada para
arrancárselo del vientre a fuerza de manos, que las tiene como garras…”.
Así empieza el relato titulado “Celorio el de Geras. Tú
sabes”, del escritor leonés José María Menéndez López.
La escultura que aparece en la foto es una mano de mármol
negro realizada por Amancio González, y que la encuentras cuando caminas la Senda de Celorio, ruta senderista que
aúna paisaje, literatura y escultura. Es una caminata preciosa en la provincia
de León, que nos mostró mi amiga Paz con
otros amigos, y que recorre un paisaje donde en varios paneles grabados a lo
largo del recorrido, se cuenta la historia de Celorio. Si tienes interés, busca la
historia o camina esta ruta. Cuando finalizas el último panel-fragmento de la
historia , “quedas tocada” por ese relato tan emotivo, la escultura que nace de
la tierra sorprende y reconforta el descanso de la ruta.
AUDIO(24'): “Tocar y ser tocada”, foco de la exploración que te invito a
escuchar en el siguiente audio mientras caminas, o en un descanso de tu
caminata …o donde quieras., y para ello tus manos estarán...y serán ...
First Light ( Ambient 2-The Plateaux of Mirror- Harold Budd, Brian Eno) // Says ( Spaces-Nils Frahm )
Elena Alfonso me dejó un audio que transcribo aquí, tras leer y escuchar, y practicar esta entrada. Dado su consentimiento para ponerlo aquí, le agradezco su tiempo y su generosidad para compartirlo:
ResponderEliminar" Una voz de mujer que me acompaña mientras camino, unas manos que acarician del viento, mientras la música acaricia mis oídos. El agua, algún pez que chapotea a lo lejos por debajo del río, el camino de piedra que se vuelve solitario conforme avanza, junto a la rivera. El sol de frente me ciega, con su resplandor brillante de luz, que espejea sobre el agua. Coches a lo lejos, más gente, me gusta la gente, y mis manos que se siguen moviendo al ritmo de una música envolvente, que me abstrae de mí misma y de mi miedo, y me libera. Mis manos que aletean, y me trasladan, me llevan, y me hacen volar sin despegar los pies del suelo, me hacen volar sin apenas moverse, sacuden el miedo, lo abanican y lo alejan, lo dispersan, y me dan paz. Unas manos que me envuelven, que acarician, buscando caricias perdidas que se echan de menos, buscando otras manos que no están, como las manos que el poeta espera, y que no se encuentran. Solo luz, solo el aire, solo yo, la naturaleza. Respiro, conecto, me encuentro, me pierdo…no sé… silencio."